Sunday, March 14, 2010

Recuerdos

Sentir que todo cambia y nada se mantiene igual, salvo cosas muy pequeñas e insignificantes. Recorrer el mismo lugar varias veces en el día y darse cuenta de cosas que habíamos pasado por alto. Ver una película que no veíamos hace años y sentir lo mismo que aquella primera vez que la vimos, escuchar una canción que nos recuerde a alguien y sentir la necesidad de hablarle. Sentir la brisa del viento y recordar vacaciones olvidadas. Caminar por la calle y al pasar por ese restaurante al estilo antiguo y recordar esos almuerzos familiares mientras se estaba de vacaciones. Mirar un mapa y acordarse todavía de cómo llegar a la casa de la tía, encontrar viejas cartas de amor y diarios que estaban sellados con candaditos; y recordar a ese primer amor, cantar esa canción que, a pesar de que pasen los años nos hace quebrarnos y empezar a llorar en la misma palabra una y otra vez, prender la radio y escuchar esa canción que describe perfectamente como nos sentimos en ese momento, anhelar verte, aunque sea por unos minutos para sentir las mariposas en el estomago y esas ganas de que me abraces y me robes un beso a la luz de la luna, sentir que somos capaces de todo cuando salimos del cine después de ver esa película extraordinaria, la satisfacción de ver desde un noveno piso la puesta de sol y sonreír a pesar de estar a minutos de rendir una examen final, desconectarse del mundo mientras viajamos a casa y escuchamos música por los auriculares, las ganas de volver a ese lugar para ver si tiene el mismo aspecto que esa última vez que fuimos con esa persona que ya no está más, el deseo de que ese sueño que tuvimos anoche sea realidad, esos juegos infantiles que traen nostalgia y que provocan que corramos hasta el baúl de los recuerdos, la colección de muñecas que cuidábamos con todo el cariño del mundo, esos zapatos que eran los favoritos y que nunca los dejábamos de usar, esa canción que cantaba mamá para que podamos dormir, el olor a la comida casera a la hora de la cena, las tardes en que me encerraba en el placard para impregnarme el olor a naftalina y las tardes revisando el cuarto de la abuela buscando ropa para disfrazarme...

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